Carmen Sigler

Carmen Sigler


Carmen Sigler. BIO

Huelva, 1960.
Licenciada en Bellas Artes en la Politécnica de Valencia en 1987. Actualmente reside en Granada. 
Desde 1993 año en que comienza su actividad artística ha intervenido en diversas exposiciones individuales, tales como Indiferencia es diferencia (1994), La última realidad (1995), Los ilusionistas y Brûlant d´amour sans object (2001), Cuando se oyen las moscas volar (2003)…, y colectivas como 100% (1994), Almadraba (1998), Iluminaciones (1999), Bordes Inasibles (2000), El bello género, convulsiones y permanencias actuales (2002), Carrera de fondo (2005), entre otras. En 2006 participa con su proyecto De lo posible a lo imposible, junto con Javier Codesal y Alex Francés, en la exposición Intervalo. Ciclo de arte contemporáneo y flamenco.

Carmen F. Sigler, nacida en (Ayamonte Huelva) es una de las más destacadas artistas andaluzas.
Inmersa dentro de las tendencias más actuales del arte contemporáneo, ha sabido desarrollar un camino propio en el cual ha obtenido algo difícil de alcanzar, como es conseguir que sus niveles discursivos y narrativos, así como los tonos estéticos y poéticos, de sus trabajos se encuentren al mismo nivel de intensidad y contundencia. Un camino que está dejando una huella sólida, y muy personal, que ha estado trazándose ya desde el inicio de los años noventa y ha ido ahondándose hasta el presente.

Una creadora que ha desarrollado sus obras fundamentalmente a través de imágenes, sean estas fijas o en movimiento. Es decir fotografías, a las que somete a diversos tipos de manipulaciones, y vídeos en sus distintas versiones: video-creación, video-performance, o video-instalación. Habiendo realizado además sus incursiones por el mundo objetual y, sobre todo, por el de las instalaciones.

Una de sus líneas creativas fundamentales de investigación ha sido el cuerpo de la mujer, y distintos enfoques acerca del género femenino, aportando siempre sus personales indagaciones que han abierto caminos de experimentación estética, y redescubierto otras formas y posibilidades de sentir, mirar y comportarse menos mediatizadas y condicionadas por los estereotipos asignados. Y en esa búsqueda experimental emprendida ha desarrollado unas series de obras con las que ha participado en muy diversas exposiciones, festivales, certámenes y eventos de diversa índole, como por ejemplo: la vídeo-instalación El sueño velado en la exposición colectiva de mujeres 100% del Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, en 1.994; el vídeo Sincronismos para el festival de vídeo-performances de mujeres artistas Érase una vez, del mínimal al cabaret: 70’s-90’s en el Museo Nacional Centro de Arte Reína Sofía de Madrid, en 1.996; la pieza que presentó para el proyecto internacional Women/Beyond Borders en Santa Bárbara, EEUU, en 1.995; la vídeo-pieza Cuerpo en al Galería Sandunga de Granada, en 1.996; su participación en Construcción de Mujeres para el Injuve2000 de Madrid; o su inclusión en la muestra colectiva internacional El Bello Género: convulsiones y permanencias actuales en la sala de exposiciones de la Comunidad de Madrid, en el pasado 2.002. Mirar el cielo mirar la tierra, poema visual sobre las mujeres de Essaouira, Marruecos. 2003. 

Pero también ha ampliado su campo de trabajo artísticos a otras áreas temáticas como son: las formas relacionales de hombres y mujeres, las atracciones y tensiones que se mueven alrededor de esos fuertes sentimientos como son el amor y el deseo, y también el ámbito del auto análisis y la autoafirmación que la ha llevado a realizar interesantes y sutiles exploraciones sobre la identidad individual y colectiva

La artista además hace uso de diferentes juegos creativos para conseguir tanto resultados estéticos como discursivos. Uno de ellos se ha centrado en las luces y las sombras, tanto como elementos visuales protagónicos de sus trabajos, como temática y concepto. Luces, sombras y penumbras sobre las que ha reflexionado, de forma múltiple pero profunda, desde un sentido metafórico a uno más explícito, desde el espacio exterior al recogimiento interior, desde el desasosiego y la búsqueda a la paz y el encuentro, desde la mirada ya estructurada a sus desvíos en la búsqueda de una luz propia. Un territorio creativo de exploración que ha dado sus frutos en un conjunto de potentes y sugerentes obras, como aquellas que presentó para la exposición colectiva Iluminaciones en la Casa de la Moneda del Ayuntamiento de Sevilla, en 1.999, y que a su vez le han servido como territorio de experimentación cuyos resultados y observaciones han sido incorporados en trabajos posteriores, como los que se integran en la exposición que ahora nos presenta bajo el título de Cuando se oyen las moscas volar.

Los trabajos artísticos de Carmen F. Sigler se han venido caracterizando también por estar cargados de una gran fuerza poética y por una gran intensidad estética, que han acentuado a una personal imaginería en la cual la realidad es analizada y puesta en escena entremezclada con la imaginación, la memoria, el sueño, la pasión y el deseo, como pudimos observar del entramado de los trabajos que integraban su exposición individual Brûlant d’amour sans abjet presentada en las salas de exposiciones de Sevilla y Jerez de la Obra Cultural Caja San Fernando en 2.001-2.002. Una realidad así transformada en algo distinto, en un ámbito en el que las definiciones preestablecidas se difuminan, y se construyen nuevos territorios transitables que nos seducen y atrapan con sus vibrantes y atractivas imágenes e instalaciones cuidadosamente elaboradas, a la vez que nos envuelve en un mar de dudas establecidas como aviso y alerta ante el establecimiento en territorios cómodos, como enigma y misterio que necesitan ser desvelados, como caminos laberínticos, llenos de cambios de ritmos, de retrocesos y aceleraciones.

Unas características que han construido sus anteriores trabajos creativos y que podemos observar tanto en sus últimos proyectos, como en el que ahora presenta en el Palacio de los Condes de Gabia, Cuando se oyen las moscas volar, con el que emprende, además, nuevos caminos indagatorios.

Margarita Aizpuru


 
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